La franquicia de Memphis celebró una de esas noches que permanecen en la memoria. Tras cinco derrotas consecutivas, los Grizzlies destrozaron a los Kings (137-96) alcanzando nada menos que 42 asistencias, récord histórico de la organización.
Santi Aldama fue protagonista absoluto, igualando su máxima anotación con 29 puntos y añadiendo 5 triples. Le acompañó Jock Landale con 21, mientras el novato Vince Williams Jr. repartió 15 asistencias desde el puesto de base, otro récord personal y señal del baloncesto coral desplegado por Memphis.
En Sacramento las cosas no funcionan: es su octava derrota seguida. El mejor fue Zach LaVine (26 puntos), bien secundado por Keegan Murray, regresando tras la operación en el dedo, aunque incapaz de frenar la avalancha de Memphis.
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Para los Grizzlies, el partido supone una inyección vital de moral en una temporada de muchos cambios y lesiones, especialmente sin Ja Morant, fuera por sanción. La defensa y el compromiso colectivo fueron la clave, permitiendo ampliar ventajas desde el segundo cuarto.
El partido queda además para el recuerdo por la eficacia ofensiva: ocho jugadores locales en dobles dígitos y un 60% en tiros de campo. El público de Memphis, entregado, despidió con aplausos cada triple y asistencia.
La victoria puede suponer el punto de inflexión que la franquicia necesitaba. En la NBA moderna, el pase extra y el sacrificio común aún otorgan noches tan brillantes como la vivida ante Sacramento.